El Pingano es uno de los cerros más populares del pueblo, tanto por la cercanía como por las vistas que regala. Es como un balcón donde acaba el Monte en una de sus partes. Desde ahí, se puede observar el pueblo, todo El Portillo, toda la parte del término municipal situado en la margen izquierda del río Pedro, la Cabeza de San Juan (otro de los cerros populares y singulares) y la frondosa ribera. Más a lo lejos, desde el suroeste al oeste, la línea montañosa de la Sierra de Ayllón, donde sobresale el pico de Grado, que junta y separa las provincias de Soria, Segovia y Guadalajara. Meseta y sierra, con los colores de la Castilla de siempre, que cambian a lo largo del año, del verde cereal de la primavera tardía al blanco de los rastrojos de agosto o al rojo intenso de las sementeras. Si al lado queda el encinar del Monte, enfrente, hacia el sur, saluda La Matilla, el encinar de Estebanvela, pueblo segoviano que limita con Cuevas de Ayllón.


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